(Didelphis virginiana)
PALABRAS CLAVE: Zarigüeyas, técnicas de contención, valoración médica
1. Antonio Ortega-Pacheco | Eduardo Gutiérrez-Blanco
2. Antonio Gómez-Ríos
3. Hugo Ruiz-Piña
1. Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Universidad Autónoma de Yucatán
2. Clínica Veterinaria “Planeta Animal”, Mérida Yucatán.
3. Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” Universidad Autónoma de Yucatán.
INTRODUCCIÓN
Las zarigüeyas son los únicos marsupiales nativos del continente americano los cuales se encuentran distribuidos en 75 especies a lo largo del continente, siendo la D. virginiana la más abundante en el sureste de México. Esta es una especie silvestre, pero se encuentra bien adaptada a las condiciones urbanas en zonas en donde es endémica, siendo cada vez más común encontrarlas como animales de compañía viviendo en hogares. Las zarigüeyas llegan a consulta médica generalmente por alguna urgencia, indistintamente su origen, ya sea rescatada de la vida silvestre o preveniente de refugios u hogares que los han adoptado como animales de compañía. Las condiciones de alojamiento, alimentación y prácticas de rehabilitación, para luego ser regresados a la vida silvestre, son también fundamentales para la adecuada y pronta recuperación del estado de salud del paciente, pero no serán señalados en este manuscrito. Ante esto, las consultas médicas veterinarias en esta especie son cada día más comunes por lo que los médicos practicantes deben contar con los conocimientos básicos de la anatomía, fisiología y comportamiento biológico de esta especie, antes de proceder a realizar un examen clínico general. Existen diversas metodologías para la evaluación clínica de un paciente; entre éstas se cuenta con el Expediente Clínico Orientado a Problemas (ECOP), el cual es un sistema médico que permite organizar en forma razonada y secuencial la información que se obtiene de un paciente para formular una diagnosis y registrar la evolución clínica. La ventaja de este sistema es que se base en una lista de problemas de salud detectados al examen físico para la elaboración de un plan diagnóstico englobando a cada uno de los problemas con la finalidad de llegar a un juicio integral y la elaboración de un plan terapéutico apropiado.
El objetivo del presente trabajo es proveer los conocimientos básicos de manejo y sujeción del D. virginiana y la aplicación de la metodología del Examen Clínico Orientado a Problemas (ECOP) para una mejor aproximación diagnóstica de acuerdo a las características anatómicas, fisiológicas y etológicas de la especie.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ESPECIE
Las zarigüeyas son especies omnívoras y altamente oportunistas, pudiendo recurrir incluso al canibalismo. Son especies solitarias que en estado adulto pesan entre 1.5 hasta 6.4 kg, siendo más pesados los machos; en cautiverio los ejemplares pudieran salirse de dicho rango debido a la sobrealimentación y al sedentarismo. Son de hábitos nocturnos, pero se adaptan a la luz cuando se encuentran en cautiverio. Se acicalan el pelo constantemente y uno de sus mecanismos de defensa es fingir que están muertos (tanatosis, una de las diferencias con D. marsupialis, especie con la que comparte algunas áreas), pero pueden morder, emitir un chillido, o vaciar sus glándulas cloacales emitiendo un olor fétido; su cola es larga y sin pelo y la utilizan para sujetarse, sus orejas redondeadas sin pelo y de color negro (el cambio de color a negro es signo de independencia en las crías). Su temperatura es característicamente más baja que la de cualquier otro mamífero (32.2-35.0°C). Los dientes deciduos caninos e incisivos erupcionan y luego son reabsorbidos y reemplazados por dientes de adultos entre 3-11 meses. Un adulto tiene 50 dientes con la siguiente formula dental: Incisivos 5/4, Caninos 1/1, Premolares 3/3 y Molares 4/4 x 2. Aunque son especies consideradas con pobre visión a distancia (miopía), tienen una visión bastante aguda y precisa para distinguir pequeños insectos con precisión. Su visión es en blanco y negro, y sus pupilas extremadamente mióticas bajo la luz del día. El macho posee un pene bífido y la hembra tiene dos úteros y dos cérvix completamente separados por un septo que llega hasta la vagina, la cual también está dividida. Tienen bolsa marsupial que por dentro puede contener una secreción sebácea amarillo-café y con hasta 13 pezones (4-13). Alcanzan la pubertad entre los 6 y 8 meses de edad, siendo las hembras más precoces. La etapa reproductiva inicia alrededor de los 10 meses y su ciclo estral es de 29.5 días. Su tiempo de gestación (interna) es de 12-13 días, posteriormente pasarán 50 días en el marsupio y serán completamente independientes a los 3 a 5 meses. El tamaño de camada es de 4-25 crías, con promedio de 15. En vida libre, la expectativa de vida es de 1.5 a 2 años, mientras que en cautiverio puede ser de 3 a 4 años pudiendo llegar a 10 años en algunos casos, particularmente si se mantienen en cautiverio desde crías.
TÉCNICAS DE CONTENCIÓN
Contención física
Siempre y cuando el ejemplar lo permita, y dependiendo del procedimiento a realizar, es preferible usar un método de contención físico. Al tratarse la mayoría de las veces de ejemplares de vida libre se debe utilizar siempre guantes de exploración y ser lo más rápidos posible. En la práctica clínica la mayoría de los ejemplares son relativamente tranquilos y con tendencia a huir y a refugiarse; por lo que casi siempre se pueden examinar sin ninguna sujeción especial (similar a un perro), sin embargo, si son agresivos el procedimiento debe ser rápido y no doloroso; se pueden usar guantes de cuero o una toalla para sujetarlos.
Los animales jóvenes (menores a 200g) pueden sujetarse fácilmente con una mano, utilizando los dedos pulgar e índice para controlar la cabeza, y con los demás dedos y la palma de la mano se inmoviliza el cuerpo (figura 1). Los ejemplares juveniles, se pueden sujetar colocando una mano en la base del cuello para controlar los movimientos de la cabeza y con la otra mano sujetar el abdomen.
Figura 1
Sujeción de un animal joven.
Figura 2
Sujeción de un animal adulto.
Figura 3
Sujeción de un animal adulto (técnica del “burrito”).
Los animales adultos que sean nerviosos o agresivos pueden ser tomados de manera inicial de la base de la cola y suspendidos momentáneamente en el aire lejos de nuestro cuerpo (figura 2) antes de envolverlos en una toalla, en la conocida técnica del “burrito” (figura 3); una vez envueltos, se sujetan de la nuca con los dedos por debajo de las orejas para controlar la mandíbula mientras con los antebrazos se prensa el cuerpo.
La reacción más común cuando son sujetados es emitir un chillido, sentarse y tratar de usar las patas para liberarse; sin embargo, no se debe olvidar que es un animal silvestre y que podría morder (aunque es poco frecuente), por lo que una sujeción apropiada evitará lesiones en el ejemplar y en nosotros. En el caso de las hembras con crías es común que las más grandes de éstas se suelten del marsupio al momento de la examinación, basta con acercárselas a la madre ya estando en un sitio tranquilo, para que vuelvan a ingresar al marsupio.
Contención química
Antes de optar por la contención química de un ejemplar se debe tener en cuenta el procedimiento a realizar, el estrés y dolor que generarán en el animal y su condición clínica; ya que de ello dependerá el éxito de los fármacos. Como con cualquier paciente, se debe tener en cuenta su estado cardiovascular y respiratorio previo a la aplicación del fármaco; y se debe monitorizar constantemente el ejemplar durante la sedación o anestesia (frecuencias cardiaca y respiratoria, temperatura rectal, tiempo de llenado capilar, profundidad anestésica y de ser posible presión arterial). Cuando se ha indicado la contención química, lo ideal es utilizar una benzodiacepina como midazolam a dosis de 0.5 a 1mg/kg IM y ketamina a razón de 10 mg/kg. De necesitar mantenerse la contención química, se puede utilizar anestesia por inhalación (Isoflurano o sevoflurano).
Otros procedimientos de contención química incluyen: Tiletamina-Zolazepam (TZ) a dosis de 10-20 mg/kg IM sola o en combinación con xilazina a dosis de 0.5-1.0 mg/kg; Ketamina a dosis de 10-25 mg/kg (IM) o 5.0-10 mg/kg (IV) en combinación con diazepam (0.5-2.0 mg/kg IM, PO, IV) o medetomidina (0.05-0.1mg/kg IM, en este caso Ketamina a 2-3 mg/kg). Cabe mencionar que estos protocolos anestésicos no producen buena analgesia, por lo que se recomienda complementar con butorfanol a dosis de 01.-0.5 mg/kg IM, Tramadol a dosis de 2 a 6mg/kg o Meloxicam a 0.2mg/kg. El butorfanol es también recomendado cuando se realizan procedimientos en animales con mucho dolor o debilitados (01.-0.5 mg/kg IM cada 6-8 horas).
VALORACIÓN MÉDICA
Toda valoración médica debe ser sistemática y lo más rápida posible para obtener la mayor cantidad de información y con el menor estrés posible hacia el paciente. Desde que éste entra a consulta, se puede inspeccionar a la distancia mientras se recaba la información pertinente sobre el caso; esto permitirá detectar de manera oportuna posibles problemas, haciendo más eficiente la revisión física del ejemplar y dará tiempo para preparar el material necesario para tratar el problema y/o elegir las pruebas complementarias pertinentes.
Historia Médica
Los datos médicos del paciente se obtienen por medio de una entrevista al propietario o a quien maneja y/o remite al paciente. No sólo se obtiene información específica del motivo de consulta, sino que también información sobre la actividad del paciente, las condiciones en que vive y otros antecedentes médicos. Las zarigüeyas generalmente son llevadas a consulta por traumatismos provocados por vehículos, lesiones propiciadas por el ataque de otros animales y por raquitismo asociado a dietas inadecuadas. Cuando son animales de vida libre, la historia muchas veces se limita sólo a la ubicación y condiciones en las que fue hallado. Aunque el problema del paciente sea evidente, considerando la metodología del expediente clínico orientado a problemas (ECOP), la historia clínica y la anamnesis deben ser lo más precisas posibles. Cuando son dos o más pacientes, se deberán buscar marcas distintivas o marcarlos con algún brazalete o con pintura en las patas o cola para facilitar su identificación y poder asignar un formato individual de examen clínico.
Inspección a distancia
Se trata de observar y escuchar al paciente desde una corta distancia sin tocarlo; dicha observación comienza desde que el paciente entra al consultorio. Como se mencionó anteriormente, los hallazgos dan la pauta para que el examen físico defina con mayor precisión el o los problemas. Los puntos importantes de la impresión general son:
1. Nivel de conciencia y estado de ánimo: un animal sano generalmente se encuentra en alerta e interesado por su ambiente. Dependiendo de la naturaleza y severidad de la enfermedad, su conciencia puede alterarse de tal manera que puede estar deprimido, en estupor o en coma, cuando lo normal es que el ejemplar se encuentre alerta y responsivo a estímulos. En cuanto a su estado anímico, el ejemplar se puede mostrar amigable, curioso, nervioso, con evidente miedo o ser agresivo. Al tratarse de zarigüeyas es importante recalcar su mecanismo de defensa primario que es pretender estar muerto particularmente cuando son sacados de su vida silvestre; sin embargo, esta conducta esta normalmente ausente en crías y juveniles, y en ejemplares de D. marsupialis.
2. Postura. La postura del ejemplar además de ser un indicador de su estado mental y anímico, es una forma de orientarse sobre la severidad de su situación y algún problema de origen músculo-esquelético. Cuando es muy grave la enfermedad o lesión, el animal puede estar postrado de costado mientras que en condiciones menos severas puede recostarse en su esternón. Cuando se mantiene en posición sentada, puede ser indicio de un posible problema en los miembros posteriores. Se debe igual notar la posición de la columna vertebral en busca de algún arqueamiento o discontinuidad evidente.
3. Locomoción. La manera en la que el ejemplar se desplaza puede verse afectada por diversas causas (entre las más comunes raquitismo y traumatismos) por lo que de detectarse alguna alteración se debe realizar un examen ortopédico, el cual es igual al realizado en perros o gatos.
4. Pelaje: Las zarigüeyas se acicalan el pelo constantemente, por lo que un animal con el pelo enredado o desatendido dará la pauta inicial para sospechar de alguna anomalía. El cuerpo tiene una capa densa de pelaje blanco, largo de color claro, bajo la cual se encuentra otra capa de pelo corto y denso de coloración más oscura dándoles una coloración gris moteada. La piel del hocico, cola y orejas carecen de pelos. Los problemas en la piel conducen a pérdida de pelo, cambios en la coloración del mismo y alopecia localizada o generalizada con pigmentación de la piel.
5. Condición corporal (CC): Depende de la deposición de grasa corporal. Se determina palpando y observando externamente la deposición de músculo y grasa en la región lumbar, así como las costillas y apófisis de las vértebras. Con base a esto se pueden clasificar como:
6. Sonidos anormales. Bajo condiciones normales y a la distancia no se perciben sonidos del animal. En condiciones patológicas del sistema respiratorio o digestivo el sonido puede ser muy fuerte y podrá escucharse a la distancia; al ser un animal de vida libre no suelen hacer sonidos por dolor, sin embargo, esto puede cambiar al manipularse, por lo que siempre se debe contemplar la presencia del mismo.
Examen clínico general
El procedimiento para el examen clínico de las zarigüeyas es similar al realizado en otras especies (ej. perros y gatos), sin embargo, el médico Veterinario que maneje zarigüeyas debe estar habituado y familiarizado con su comportamiento y características anatómicas para su mejor sujeción, a fin de minimizar el estrés y realizar un diagnóstico apropiado.
A pesar de que algunas condiciones médicas son evidentes siempre se debe realizar un examen clínico completo, de preferencia siguiendo la metodología ECOP. En el examen clínico se buscan y registran signos que eventualmente serán trasladados a problemas y en base a esto, los exámenes subsecuentes se redirigen al órgano apropiado, sistema o parte de éste para llegar a un diagnóstico y la elaboración de un plan terapéutico específico.
Independientemente del orden de exploración, se deberá incluir la valoración de todos los sistemas orgánicos:
Debido a que pueden modificarse por el estrés de la sujeción, las constantes fisiológicas se toman lo más pronto posible; por ejemplo, la frecuencia respiratoria puede medirse a distancia. Los valores fisiológicos de referencia se observan en el cuadro 1.
Temperatura rectal. La temperatura corporal de las zarigüeyas es por debajo de la observada en otras especies de mamíferos. La temperatura superficial es generalmente más baja que las estructuras más profundas. Se toma por vía rectal previa lubricación del termómetro, por lo que deberá procurarse contar con termómetros con rangos de temperatura amplios (generalmente están en una escala de entre 35° y 40°C).
Frecuencia cardiaca. Ésta se determina por auscultación de la pared torácica preferentemente del lado izquierdo a la altura que se localiza entre el 3º y 5º espacios intercostales. La arritmia sinusal es común en esta especie; la frecuencia puede incrementarse con la inspiración y disminuir con la espiración.
Frecuencia respiratoria. Para determinarla se pueden observar los movimientos torácicos y/o de la nariz durante la respiración, lo cual nos da la pauta para estimarla.
Cuadro 1. Constantes fisiológicas del D. virginiana (Tomado de Haro et al., 2018)
b. Cabeza y cuello
En esta región se observa la posición, simetría, mucosas, ojos, orejas, nariz y senos nasales; cavidad bucal, región cervical, tráquea y esófago.
La presencia de abultamientos o inestabilidad en el cráneo pudieran indicar algún compromiso neurológico por equis traumatismo, que podrían estar asociados con caída de labios, orejas y párpados, especialmente cuando no hay simetría en ambos lados.
Los ojos en esta especie suelen presentar lesiones ulcerativas y conjuntivitis bacteriana. La presencia de blefarospasmos y epifora (derrame de lágrimas) sugieren lesión ocular.
La besnoitiosis producida por el protozoario Besnoitia darlingi se ha observado en zarigüeyas de Norteamérica y Brasil; las lesiones se observan como múltiples quistes firmes redondos de color blanco en el borde de las orejas, labios, lengua, retina e iris. Debido a que la zarigüeya posee pupilas mióticas el reflejo pupilar es difícil de evaluar.
Las orejas son importantes órganos sensoriales para la detección de insectos y para la orientación; en un animal sano, éstas deben estar limpias. Esta especie es propensa a las llamadas “orejas crujientes” ocasionada por la presencia de ácaros o vasculitis en el borde de ellas.
En un animal sano los dientes deben estar limpios y la mucosa gingival de color rosa claro con un tiempo de llenado capilar menor de 3 segundos. Sin embargo, la recesión gingival y sarro dental son comunes es las zarigüeyas, particularmente en animales gerontes o muy enfermos, especialmente aquellos de cautiverio que son alimentados con dietas altas en frutas. Las fracturas de mandíbula y dientes son comunes en pacientes golpeados por vehículos. La presencia de dientes rotos debe ser notada, además de evaluar la necesidad de extraerlos. Un paciente en estado de anorexia deberá revisarse en busca de dientes rotos, mandíbulas fracturadas (crónicas o agudas) u otros signos de trauma en cráneo.
c. Tórax
El examen del sistema cardiovascular se realiza en mayor detalle en busca de soplos, murmullo y arritmias en el corazón. Como se señaló con anterioridad, la arritmia sinusal es común en esta especie. Sin embargo, en especímenes gerontes se ha reportado la cardiomiopatía dilatada y la hipertrófica. Debe recordarse que esta especie es un reservorio natural del Trypanosoma cruzi y pueden ser también víctimas de la enfermedad, específicamente con las variantes cardiotrópicas. La auscultación detenida de los campos pulmonares es fundamental en pacientes con historial de traumatismos o enfermedades respiratorias; permitirá detectar estertores, sibilancias o crepitaciones indicativos de hemorragias o secreciones en vías aéreas. La frecuencia cardiaca y respiratoria de animales estresados puede estar incrementada, aún fuera de los rangos máximos. Los signos clínicos (estado general) dará la pauta para determinar si esto se debe a estrés o a una enfermedad.
d. Abdomen
La palpación abdominal siempre debe ser gentil y lo más rápida posible, ya que suele incomodar bastante a los animales y en especial si presentan dolor abdominal. Debe ser sistemática y explorarse completamente el abdomen para identificar los órganos y anormalidades que pudieran tener los ejemplares. En pacientes con traumatismos es muy importante correlacionar la palpación con el sistema cardiovascular y, de ser posible, realizar un estudio ultrasonográfico para descartar hemorragias o lesiones internas, esto debido a que muchos pacientes de vida libre pueden ser muy estoicos a manifestar dolor a la palpación.
En el caso de hembras en edad reproductiva siempre se deberá revisar el marsupio para determinar si contiene crías. Para esto, utilizando guantes (de preferencia de nitrilo) se explora el marsupio inicialmente con el dedo índice y gentilmente se expone el contenido. Las crías pueden ser tan pequeñas como del tamaño de una abeja pues nacen inmaduros, por lo que se debe ser cuidadoso. En condiciones normales, el marsupio es húmedo y presenta una secreción pegajosa y amarillenta; esta secreción sirve para mantener a las crías húmedas y protegidas. En el caso de crías sin pelo, se debe verificar que todas las crías estén adheridas a un pezón, sean de color rosa y presenten movimientos, crías mayores pueden soltarse a voluntad e incluso salirse del marsupio; en caso contrario y sobre todo al tratarse de pacientes atropellados, sin historial o en los que la madre ha fallecido, se debe sospechar de daños internos en las crías o de septicemia. En el caso de los machos, el escroto es muy evidente y presenta una coloración verde azulada; a la palpación, los testículos no deben presentar abultamientos ni cambios en su consistencia. Ambos sexos tienen los llamados huesos marsupiales o epipúbicos que se extienden proximalmente desde la pelvis y que pueden ser sentidos a la palpación (Figura 4). Estos huesos sirven como mecanismo de apoyo para el marsupio y las crías que se encuentran dentro ayudando a la musculatura en el soporte del abdomen. Además, actúan como una palanca para mejorar la rigidez del cuerpo a través de las extremidades al caminar y trotar.
Figura 4. Radiografía latero-lateral de una zarigüeya adulta mostrando los huesos marsupiales (Tomado de Johnson-Delaney, 2014).
e. Cloaca
En la cloaca desembocan el tracto digestivo y urogenital; en ella se encuentran las glándulas cloacales, que secretan una sustancia muy olorosa y de color verdoso que expulsan cuando se sienten amenazadas, por lo que se recomienda utilizar guantes al momento de manipular animales de vida libre. Aunado a lo anterior, se ha señalado que esta especie puede ser reservorio del Trypanosoma cruzi en sus glándulas cloacales, pudiendo incluso eliminarla en heces; aunque esto no está del todo claro y se desconoce el impacto de esta ruta de transmisión hacia el ser humano, es recomendable tomar precauciones cuando se manipulen zarigüeyas. Mediante una presión leve hacia caudal, se puede exponer el pene para su evaluación.
f. Piel y pelo
Los ejemplares de vida libre generalmente presentan un pelo ligeramente hirsuto con tonos oscuros (tanto por suciedad como por secreciones sebáceas de la especie), sin embargo, una zarigüeya mantenida en cautiverio y sana presenta su pelaje suave y brillante, pudiendo presentar algunas variaciones que van de tonos oscuros a plata; incluso se ha reportado la presencia de individuos albinos. Las zarigüeyas tienen el hábito de acicalarse y no suelen tener olor. En el caso de los ejemplares en cautiverio puede que se requiera recortarles las garras o bañarlos periódicamente, lo anterior dependiendo del espacio que tengan en la jaula, nivel de actividad física y convivencia estrecha con los humanos. Las enfermedades de la piel son comunes incluyendo sarna y dermatofitosis en las cuales se notan zonas alopécicas difusas, por lo que siempre se deben manejar con guantes los ejemplares en los que se sospechen estas condiciones dermatológicas. La necrosis dérmica séptica se ha reportado en esta especie caracterizada por microabscesos periféricos.
La temperatura de la piel indica el estado de circulación periférica (dilatación de capilares cutáneos) y se evalúa palpando desde las orejas, cuello, tronco y extremidades anteriores y posteriores. La temperatura es más baja en orejas y extremidades. El sentirlas muy calientes es indicativo de enfermedad, exposición al ambiente caluroso o ejercicio continuo.
g. Sistema músculo-esquelético y extremidades
Siempre que la condición de los ejemplares lo permita, es fundamental revisar la marcha de los ejemplares durante la consulta y posteriormente palpar las extremidades en busca de heridas, deformidades, fracturas o luxaciones. Sobre todo, en ejemplares con antecedentes de trauma. Observar al animal durante la locomoción, dará la pauta para determinar la o las regiones a revisarse con mayor detalle llegando incluso a usar estudios de rayos X. Dependiendo del tipo y severidad de las lesiones ortopédicas, así como del presupuesto con el que se cuente, se pueden realizar desde simples vendajes hasta cirugías ortopédicas como colocación de aparatos de fijación externa o placas metálicas en mandíbula, entre otras; lamentablemente, en muchos de los ejemplares de vida libre poli traumatizados suele ser necesaria la eutanasia.
h. Linfonodos palpables
Los nódulos linfáticos son unidades funcionales del sistema linfático y se vuelven reactivos cuando existen procesos infecciosos cercanos; normalmente deben ser lisos y móviles bajo la piel y no deben ser dolorosos a la palpación. En zarigüeyas, los linfonodos submandibulares, auriculoparotídeo, cervical superficial y superficial axilar (figura 5) son posibles de palpar en particular cuando estos se encuentran reactivos; por otra parte, no poseen linfonodos poplíteos como en otros mamíferos.
Figura 5. Linfonodos palpables en la zarigüeya.
1.Sub-mandibular,2.Auriculo-parotídeo, 3.Superficial cervical, 4. Superficial axilar.
i. Hidratación
Para la evaluación del estatus de hidratación, se observa la turgencia de la piel, humedad de las membranas mucosas, posición de ojos dentro de las órbitas y tiempo de llenado capilar. La turgencia de la piel se refiere a su elasticidad, de manera que en un animal bien hidratado, al estirar la piel, ésta retorna a su posición original de manera inmediata. Un paciente deshidratado presenta una progresiva pérdida de la elasticidad de la piel y tarda algunos segundos en regresar a su posición normal; esta es una apreciación subjetiva, por lo que se debe complementar con la hidratación de las mucosas y la posición de los ojos y, de ser posible, la medición del hematocrito del paciente.
Cuadro 2. Porcentaje de deshidratación y los efectos clínicos observables.
Determinación de la edad
La edad se estima en base a la dentición, básicamente por la presencia o ausencia de los dientes premolares y molares (cuadro 3); la dentadura está completa alrededor de los 11 meses de edad.
Para fines prácticos los animales pueden clasificarse como:
Crías (0-3 meses)
Juveniles (3-5 meses)
Sub-adulto (6-8 meses)
Adultos (mayor de 9 meses)
Cuadro 3. Estimación de la edad en base a la dentición
Para el registro médico de los hallazgos de cada paciente se cuenta con diversos formatos, incluso los electrónicos. Cualquiera que se utilice deberá contar con la siguiente información: Nombre de la persona responsable del paciente con identificación (correo electrónico y número de teléfono) y el o los tratamientos que haya recibido el paciente. Un ejemplo se señala en el anexo. Si se trata de varios individuos, por ejemplo, una camada, cada paciente deberá tener su propio registro. Un ejemplo de formato para la captura de la información recopilada se observa en el anexo 1.
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