EL GATO CON ENFERMEDAD DEL TRACTO URINARIO CAUDAL
1Alamilla Salazar JI, 2Mendoza López CI, 2Acevedo Arcique CM, 3Kat Ramos KI, 1Márquez Solís ME, 1Navarrete Jiménez GA
1MVZ. EMCPyG. Hospital Veterinario para Perros y Gatos – Universidad Autónoma de Yucatán.
2Dr. en C. Hospital Veterinario para Perros y Gatos. Universidad Autónoma de Yucatán.
3MVZ. EPCV. Hospital Veterinario para Pequeñas Especies. Universidad Autónoma de Yucatán.
Contacto: claudia.mendoza@correo.uady.mx
PALABRAS CLAVE: tracto urinario, cistitis, gatos.
RESUMEN
Las Enfermedades del Tracto Urinario Caudal de los Gatos (ETUCG) son un conjunto de patologías de origen heterogéneo que afectan a la vejiga y/o uretra. Suelen manifestarse con signos clínicos característicos de afección del tracto urinario caudal (hematuria, polaquiuria, estranguria y periuria) con cuadros obstructivos o no obstructivos. Para el abordaje diagnóstico del paciente felino con signos clínicos del tracto urinario es indispensable conocer datos epidemiológicos, factores de riesgo, fisiopatología de las principales ETUCG, estudios de laboratorio y de imagen, lo que permitirá brindar a los médicos veterinarios dedicados a la clínica de gatos, abordar los casos clínicos con un protocolo diagnóstico completo y proporcionar un mejor plan terapéutico.
INTRODUCCIÓN
El tracto urinario caudal (TUC) consta de la vejiga urinaria y uretra, los cuales son responsables del almacenamiento y eliminación de los desechos del organismo por medio de la orina, mediante una interacción compleja entre el sistema nervioso somático y autónomo, así como el funcionamiento adecuado de estas estructuras urinarias1. Cualquier patología que afecte a las vías urinarias caudales alterará su función y estructura, manifestándose con signología clínica del tracto urinario caudal como estranguria, polaquiuria, hematuria y periuria2,3. La ETUCG son las siglas de un término inclusivo que se utiliza para describir cualquier trastorno que afecte a la vejiga urinaria o la uretra de los gatos, haciendo referencia a un grupo de enfermedades heterogéneas que incluyen cistitis idiopática (CIF), urolitiasis, neoplasias, infecciones bacterianas, parasitarias o fúngicas, problemas neurológicos, malformaciones anatómicas o eventos traumáticos. En ocasiones estas enfermedades pueden ser de presentación única o simultánea y mostrar cuadros clínicos obstructivos y no obstructivos4.
Anteriormente se incluyó a todas las enfermedades inflamatorias del tracto urinario de los gatos en un complejo conocido como síndrome urológico felino (FUS), actualmente este término se considera inadecuado debido a que las causas de inflamación o altercaciones son diversas y muchas veces no están relacionadas entre sí. El uso incorrecto de la terminología tomaba relevancia en el manejo clínico, ya que se generalizaba a las ETUCG lo que implicaba la utilización de un enfoque estereotipado para la realización de la metodología diagnóstica, tratamiento y prevención de esta patología como algo general. El uso de la terminología FUS para englobar todas las causas de ETUCG, en vez de especificarlas de acuerdo con sus causas, indujo errores en el diseño de estudios experimentales, epidemiológicos y clínicos para la investigación del comportamiento biológico y diagnóstico del problema, sin dejar de un lado los altos indicies de recidivas, morbilidad y mortalidad5. Actualmente el término de enfermedades del tracto urinario caudal en los gatos se refiere al grupo de patologías que afectan al tracto urinario y es necesario tener un diagnóstico definitivo del problema urinario, por lo que se debe considerar establecer la lista de diagnósticos diferenciales de las diferentes ETUCG, con base al conocimiento de la presentación clínica, fisiopatología y epidemiología; para poder planificar un protocolo diagnóstico adecuado y llegar a un diagnóstico certero y a su vez descartar otras ETUCG, permitiendo proporcionar un manejo médico adecuado y específico para cada patología.
ANTECEDENTES
El primer reporte de la presencia de hematuria, inflamación vesical y urolitiasis como problemas comunes del tracto urinario de los gatos fue realizado por Kirk en 19256, sin embargo, no se le atribuyó una causa etiológica. En 1970 Osbaldiston y Taussug7 introdujeron el termino Síndrome Urológico Felino (FUS) debido a que encontraron gatos con hematuria, cistitis, uretritis, urolitiasis y obstrucción uretral, argumentando que los componentes del síndrome ocurrían frecuentemente en conjunto como para considerarlo una sola entidad patológica. A principio de los 80 y durante los 90, Osborne y col., reemplazan el término de FUS por ETUCG, ya que carecía de una base patogénica, debido a que los signos clínicos de esta patología pueden ser producidos por una gran variedad de mecanismos etiológicos8. El término ETUCG buscaba describir al sitio anatómico (uretra, vejiga), las causas (bacterias, parásitos, neoplasias, alteraciones neurológicas, formas idiopáticas, etc.), cambios morfológicos (inflamación, neoplasias, etc.) y los mecanismos fisiopatológicos (uropatía obstructiva, disinergia refleja, etc.) del origen o la causa del desarrollo de la patología, así como la erradicación del enfoque estereotipado que se tenía para el diagnóstico, tratamiento y prevención de esta patología y así realizar un abordaje clínico individualizado, de acuerdo a las necesidades del paciente.
Diversos estudios centrados en la identificación de las ETUCG llevaron a la sugerencia de que si la causa de esta enfermedad no se identifica después de una evaluación clínica apropiada, debería referirse a ella como Cistitis Idiopática Felina (CIF), para referirse a los gatos con signología de enfermedad del tracto urinario caudal idiopáticos; entidad patológica parecida en humanos9. Aún no está claro si la CIF es una sola enfermedad o un síndrome con múltiples causas, la creciente evidencia de la participación de múltiples sistemas y la complejidad en evolución de este diagnóstico ha llevado a sugerir el uso del término “Síndrome de Pandora”, el cual puntualiza a gatos con enfermedades urinarias recurrentes en presencia de trastornos comórbidos (problemas conductuales, dermatológicos, endocrinos, gastrointestinales, cardiovasculares, neu-
rológicos, etc.), antes de asumir que tiene una enfermedad aislada de la vejiga que pudiera influenciar la aparición de signos clínicos10.
ABORDAJE DIAGNÓSTICO DE LAS ETUCG
Para el abordaje diagnóstico del paciente felino con ETUC es indispensable conocer datos epidemiológicos, los signos clínicos y fisiopatología de las principales ETUCG, así como realizar una buena historia clínica y examen físico general, estudios de laboratorio y de imagen, lo que permitirá tener un diagnóstico preciso, proporcionar un mejor plan terapéutico y calidad de vida al paciente, evitando las reincidencias.
EPIDEMIOLOGÍA
Los estudios epidemiológicos permiten encontrar características o exposición de un individuo que aumenta su probabilidad de sufrir alguna enfermedad, nombrados factores de riesgo como la edad, sexo, raza, estado reproductivo, condición corporal, dieta, hábitat o comorbilidades, que varían entre poblaciones y zona geográfica, las cuales debemos tomar en cuenta junto con la historia clínica para establecer diagnósticos diferenciales y presuntivos. De acuerdo con datos reportados en un hospital de enseñanza en México la frecuencia de los gatos afectados con ETUCG fue del 8 %, el 51 % fueron machos; con un promedio de edad de tres años (rango de seis meses a 17 años); el 12 % (< 1 año), el 44 % (entre 1 y 5 años), el 24 % (entre seis y 10 años), y el 19 % (> 10 años). El 93 % fueron de raza doméstico mexicano y el 62 % presentó sobrepeso u obesidad. Las enfermedades urinarias más frecuentes fueron la cistitis idiopática 70 %, urolitiasis 10 %, infección bacteriana del tracto urinario (IBTU), alteraciones neurológicas de la micción 7 % y los tumores vesicales 3 %, y el 40 % de las ETUCG se complicaron con obstrucciones uretrales. Analizando los datos de acuerdo con el grupo de edad, la cistitis idiopática es la ETUCG más frecuente en los pacientes menores de 10 años; la urolitiasis es más frecuente entre los tres y 10 años y la IBTU en animales mayores de 10 años o en pacientes de menor edad debido a causas iatrogénicas4.
SIGNOLOGÍA CLÍNICA
El TUC responde igual ante diversos estímulos nocivos, por lo que estos signos se presentan de forma aislada o simultánea sin evidenciar la causa subyacente. Los pacientes felinos con ETUC pueden presentar hematuria (macroscópica y microscópica) por alguna hemorragia del tracto urinario, polaquiuria (aumento en la frecuencia de micciones de orina en cantidades pequeñas), estranguria (dificultad y dolor para orinar ocasionado por inflamación u obstrucción uretral) y periuria (micción fuera del sitio habitual) 3 (Figura 1).
PRINCIPALES ETUCG
De acuerdo con la información epidemiológica describiremos brevemente a las tres principales enfermedades urinarias que más afectan a los gatos. En orden de frecuencia se encuentran la cistitis idiopática, la urolitiasis y la infección bacteriana del tracto urinario.
La cistitis idiopática felina es un proceso inflamatorio estéril de causa etiológica poco comprendida, sin embargo, se cree que tiene un componente fisiopatológico multifactorial influenciado por el estrés medio ambiental crónico (conflictos territoriales con otros gatos o perros, problemas con el arenero o comedero, cambios bruscos de alimento, enfermedades concurrentes, alteraciones del hábitat, etc.). Se presentan diferentes alteraciones neuroendocrinas congénitas como hiperestimulación del sistema nervioso simpático y alteraciones del eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal, lo que resulta en un gato con una respuesta excesiva a las catecolaminas y su incapacidad para mediar el estrés medioambiental11,12. Este estrés crónico estimula las fibras C de dolor lento y la secreción de sustancia P a nivel de la placa neuromuscular de la vejiga y uretra, generando un proceso inflamatorio y espasmo del músculo liso de intensidad ascendente gradual, que en casos graves altera la continuidad de la capa de glicosaminoglicanos de la superficie mucosa que recubre el epitelio de la vejiga y uretra, y presentar en casos muy severos úlceras en el epitelio, generando una cistitis hemorrágica13. Aunque es una enfermedad crónica, su manifestación es con un cuadro clínico agudo y es posible que exista una remisión de los signos clínicos espontáneamente en un periodo de tres a cinco días, considerándose una enfermedad autolimitante. El estándar en el manejo terapéutico recomendado para los pacientes con CIF agudo y crónico se basa en el uso de fármacos que reduzcan el espasmo uretral, analgésicos, antiinflamatorios, bloqueadores de la estimulación nerviosa, la reducción del estrés mediante el enriquecimiento ambiental, la dilución urinaria con la ayuda de dietas de prescripción médica (húmeda) y la estimulación del consumo de agua, así como nutracéuticos y feromonas que pueden ayudar a minimizar los signos clínicos12.
La Urolitiasis es la formación de piedras en las vías urinarias, a partir de sedimentos compuestos por uno o más cristaloides pocos solubles y matriz orgánica. No se debe considerar como una sola enfermedad debido a que es consecuencia de múltiples alteraciones en la orina de manera persistente (fisicoquímicas, hereditarias, congénitas o adquiridas). Los urolitos más frecuentes en los gatos son los de oxalato de calcio y estruvita, ambos representando el 85 % de los casos, otros tipos de urolitos poco frecuentes son los de purina, silicato, cistina y urolitos mixtos y compuestos. Los gatos se ven afectados por esta patología en un rango de edad entre los tres y 10 años14. La urolitiasis principalmente en machos puede provocar cuadros obstructivos, así también predisponer a infección urinaria, sin embargo, cabe mencionar que la formación de urolitos de estruvita en esta especie en la mayoría de los casos es estéril, así que no se relaciona frecuentemente con una IBTU a diferencia de los perros, que se relaciona con infecciones por bacterias productoras de ureasa15. El tratamiento y estrategias de prevención dependerá del tipo de urolito y paciente, de manera general se debe disminuir la sobresaturación urinaria de los cristales mediante dietas terapéuticas y estimulación de una orina diluida mediante el aumento del consumo de agua. Los únicos urolitos que se pueden diluir son los de estruvita y son empleadas las dietas de disolución, únicamente cuanto el paciente no presente alguna obstrucción uretral, todos los demás tipos de cálculos deben ser extraídos mediante cirugía convencional o por métodos de mínima invasión como laparoscopia, cistouretroscopia, urohidropropulsión o litotricia16,17.
La Infección del Tracto Urinario (ITU) está dada por la adherencia, multiplicación y persistencia de un agente infeccioso en el sistema urogenital causando una respuesta inflamatoria con signos clínicos característicos de ETUC18. En los gatos no es común que se presente IBTU debido a diferentes mecanismos de defensa del tracto urinario, especialmente la elevada osmolaridad urinaria en esta especie. La IBTU es un importante problema en gatos de edad avanzada, considerando la infección como secundaria a la alteración en mecanismos de defensa del tracto urinario, debido a la disminución de la competencia inmunológica asociada al envejecimiento y principalmente a la pérdida de la capacidad para concentrar la orina en los casos de enfermedad renal crónica, diabetes mellitus o hipertiroidismo, enfermedades comunes en los gatos geriatras. Muy pocos gatos jóvenes presentan una IBTU primaria; que generalmente son atribuidas a causas iatrogénicas por sondeo uretral, uretrostomía perineal o uso crónico de terapias inmunosupresoras19. El tratamiento se implementa de acuerdo con los resultados de las pruebas de susceptibilidad in vitro e identificación de factores de riesgo. Los patógenos bacterianos aislados con frecuencia son la Escherichia coli, Streptococcos, Staphylococcos y Enterococcus20. Las infecciones fúngicas son raras y están asociadas a procesos de inmunosupresión local o sistémica por enfermedades concurrentes, tratamientos prolongados con antibióticos y glucocorticoides o sondeo uretral, siendo la Candida albicans el agente más frecuente19. De igual forma es posible encontrar una infección por el nematodo Pearsonema feliscati, siendo autolimitante y de fácil control debido al uso frecuente de fármacos desparasitantes, haciendo que su diagnóstico sea poco común21.
Cualquiera de las patologías antes mencionadas podría presentarse junto con una Obstrucción Uretral (OU), que es una alteración estructural o funcional del tracto urinario que provoca un flujo anormal o interrumpido de la orina, aumentando la presión intravesical y hacia el riñón, ocasionando una hidronefrosis el cual provoca alteraciones locales y sistémicas graves22. Las causas más frecuentes son los tapones uretrales, espasmos de musculatura de la uretra, inflamación de la mucosa uretral o urolitos muy pequeños. Es importante saber que los tapones uretrales se forman de manera secundaria al proceso inflamatorio crónico en el cual existe vasodilatación y permeabilidad de los vasos sanguíneos de la submucosa, originando un incremento de la secreción de mucoproteína a la luz de las vías urinarias y actuando como un aglutinador de células (eritrocitos, leucocitos, células epiteliales) y cristales hasta formar un tapón. Los machos por anatomía de la uretra suelen presentar más obstrucciones uretrales; sin embargo, también las hembras lo presentan, pero en menor proporción. Las maniobras de desobstrucción uretral se deben realizar de manera inmediata (Figura 2), para evitar cuadros de lesión renal aguda23.
HISTORIA CLÍNICA
La información general del paciente es parte importante de la consulta, en la reseña se obtienen datos esenciales como la raza, edad, sexo, estado reproductivo, hábitat, tipo de alimentación, etc. Durante la anamnesis obtendremos datos subjetivos proporcionados por el tutor, reportándonos todo lo referente a la salud del paciente, antecedentes de un traumatismo, lesiones músculo esqueléticas, neurológicas o viscerales, cualquier otra enfermedad, así como historia clínica más específica que nos oriente a un problema urinario como visitas frecuentes al arenero o que orina en lugares ajenos a este, lamido frecuente en zona genital, esfuerzo o vocalizaciones durante la micción, escasa o nula evacuación de la orina con presencia de alguna tonalidad roja3.
EXAMEN FÍSICO GENERAL (EFG)
Durante el EFG podemos encontrar dolor a la palpación de abdomen caudal, vejiga plétora de fácil o difícil vaciamiento, pared vesical engrosada, zonas alopécicas en la región ventral y caudal del abdomen y/o escoriación de los genitales, secundario a lamido frecuente, la región perineal puede estar húmeda por orina debido a incontinencia urinaria. En pacientes obstruidos la palpación abdominal resulta dolorosa con renuencia al realizarla a menos que presenten una grave depresión. La vejiga puede encontrarse muy plétora y turgente, por tal motivo debe ser manipulada de forma suave, ya que la pared se encuentra lesionada por el aumento de la presión intravesical y es susceptible a romperse. Durante la exploración del pene se puede encontrar congestión, observándose en ocasiones un tapón que sobresale del prepucio (Figura 3). En pacientes que cursen con alteraciones neurológicas de la micción será necesario realizar un examen neurológico detallado4.
Pacientes con OU suelen presentar estranguria y en obstrucciones por más de 48 horas pueden manifestar signología clínica severa secundario a la azotemia posrenal como anorexia, vómitos, deshidratación, hipotermia, estupor o choque, desequilibrio hidroelectrolítico y ácido-base, un ritmo cardiaco lento puede ser indicativo de hipercalemia grave22. Por tal motivo, a estos pacientes se les debe realizar un examen breve, completo y sistemático, haciendo hincapié en el ABC del paciente de urgencias.
PRUEBAS DIAGNÓSTICAS
Con base en las ETUCG más frecuentes, procedemos a utilizar un grupo de pruebas diagnósticas iniciales que incluye urianálisis y estudio radiográfico de abdomen, donde se puedan evaluar todas las vías urinarias y estudio ultrasonográfico abdominal haciendo énfasis en las vías urinarias.
Urianálisis
El urianálisis consta del examen físico, químico y microscópico de la orina. El cual nos da información importante sobre trastornos del tracto urinario y no urinario. La muestra de orina de preferencia debe ser obtenida por cistocentesis para una aproximación diagnóstica correcta y considerar que la muestra sea procesada en los primeros 30 minutos después de obtenida, ya que estando fuera de las vías urinarias se alteran sus propiedades fisicoquímicas favoreciendo la formación de cristales in vitro.
Examen físico: en una ETUC podemos encontrar anomalías que darán una orina turbia asociada a un incremento celular (eritrocitos, leucocitos, células epiteliales, bacterias, cilindros, cristales, grasa). El color de la orina en pacientes sanos es amarillo claro a ámbar, una orina de color rojo o tonalidades de este color (rosado, marrón rojizo, naranja rojizo o naranja) es característico en las ETUC; sugiriendo hematuria (Figura 4). La orina de color blanco lechosa puede deberse a la presencia de piuria secundaria a una IBTU o inflamación, así como por la presencia de cristales24. Olores anormales que pueden indicar infecciones de vías urinarias como el amoniacal (secundario a bacterias productoras de ureasa), olor pútrido (por degradación de proteínas bacterianas), olor a sulfuro de hidrógeno (secundario a infección por Proteus) y olor a acetona (pacientes con cetoacidosis)25. La densidad urinaria estima la capacidad de los túbulos renales para concentrar o diluir el filtrado glomerular, el intervalo de referencia normal en gatos adultos es de 1.035-1.060, densidades menores sugieren a una disminución de la tasa de filtración, condición que puede propiciar a IBTU.
Examen químico: es la evaluación semicuantitativa de los componentes químicos de la orina (proteínas, pH, glucosa, cetona, hemoglobina, bilirrubinas, urobilinógeno) mediante tiras reactivas. El pH es un factor que afecta la formación de cristales y/o urolitos, el cual puede ser manipulado mediante el uso de dietas terapéuticas4. La orina ácida puede ser resultado de dietas a base de carnes, fármacos o dietas acidificantes, acidosis metabólica o respiratoria y estados catabólicos de proteínas. La orina alcalina se asocia con dietas y fármacos alcalinizantes, alcalosis metabólica o respiratoria, infecciones urinarias por agentes productores de ureasa (Proteus, Staphylococcus aureus, Klebsiella) y obstrucción del tracto urinario25. La proteinuria se clasifica en prerrenal, renal y posrenal, en este caso la proteinuria derivada del tracto urinario caudal es la proteinuria posrenal y sus causas son la ITU, hematuria, traumatismos o neoplasias. Cuando se detecta sangre en la tira reactiva debemos diferenciar tres situaciones: Hematuria (por hemorragia o inflamación del tracto urinario), hemoglobinuria (por destrucción de eritrocitos en la circulación sanguínea o hemolisis), o mioglobinuria (por lesión muscular, liberándose el pigmento a la circulación). Los leucocitos serán detectados en presencia de inflamación o infección, sin embargo, al igual que los eritrocitos, deberán ser corroborados en el sedimento urinario.
Examen microscópico (sedimento): la evaluación del sedimento urinario debe ser mediante una muestra de orina recién obtenida en fresco o con tinciones. Nos aportará información para determinar el número y morfología celular de los eritrocitos, leucocitos, células epiteliales, cristales, cilindros y bacterias. La orina normal debe contener menos de cinco eritrocitos por campo a 40x, el aumento es indicativo de hemorragia de alguna parte del sistema urogenital. La presencia de leucocitos se denomina piuria cuando se reportan arriba de 5 leucocitos por campo a 40x suele ser indicativo de inflamación o infección en cualquier punto del tracto urinario. Sin embargo, es importante tomar en cuenta la forma de obtención de la muestra (cistocentesis o cateterismo) ya que pueden inducir a hemorragia25. Otras células que se encuentran en un sedimento urinario son las células epiteliales procedentes del tracto urinario, debido a que exfolian constantemente a la luz del tracto urinario a medida que son remplazadas por células nuevas, suelen encontrarse comúnmente en el sedimento urinario de gatos sanos de 0–1 por campo a 40x, sin embargo, pueden aumentarse según la patología24.
La cristaluria suele ser un hallazgo frecuente y no es sinónimo de urolitiasis, el análisis inmediato de la orina permite la identificación de los cristales realmente formados en el paciente. Los cristales de estruvita y oxalato de calcio son los más comunes, sin embargo, no en todas las ocasiones será un hallazgo patológico. El tipo de cristal presente va a depender diferentes condiciones como pH de la orina, la concentración de materiales cristalogénicos, la temperatura de la orina y el tiempo transcurrido entre la recolección y el examen de la orina. La presencia de cristales en mayor o menor grado depende también de particularidades metabólicas; los gatos son carnívoros por lo que es normal la sobresaturación de la orina con fosfato y amonio. Algunos autores sugieren que la secreción de mucoproteína y sus productos de degradación pueden producir una alcalinización de la orina favoreciendo la precipitación de más proteínas y de los cristales de estruvita, un componente normal de la orina de los gatos; y por lo tanto es muy frecuente encontrar este tipo de cristales como parte de los tapones uretrales.
Normalmente la orina es estéril, por lo tanto, encontrar agentes infecciosos durante la evaluación microscopia de la orina no es normal. La presencia de bacterias en orina es conocida como bacteriuria, que puede estar asociado a cuadros clínicos de ETUC reincidentes, sondeo uretral, uretrostomía perineal o pacientes mayores de 10 años. Para el confirmar el diagnóstico de infección bacteriana se deben realizar urocultivos cuantitativos donde se identifique a la bacteria implicada y el número de unidades formadoras de colonias bacterianas por mililitro (UFCB/ml), se considera un diagnóstico de IBTU cuando se observan más de 1000 UFCB/ml en una muestra de orina obtenida por cistocentésis26. Además de bacterias también se pueden encontrar infecciones urinarias por hongos y levaduras, así como huevos de Dioctophyma renale y Pearsonema sp.25,21.
Diagnóstico por imagen
Como parte integral en el diagnóstico de las ETUCG, es necesario realizar de manera inicial estudio radiográfico y ultrasonográfico de las vías urinarias y en casos más específicos estudios de endoscopia. Se deben realizar técnicas radiográficas simples o con uso de medio de contraste positivo (yodado) y/o negativo (CO2 o N2O) que permitan visualizar todas las estructuras del tracto urinario (riñones, uréteres, uretra proximal, pélvica y distal, y vejiga urinaria) (Figura 5). La cistouretrografía, permite observar la posición y forma de la vejiga, cambios intramurales, defectos de llenado o patrones de extravasación del contraste, así como presencia de urolitos, masas (pólipos o neoplasias). Un estudio contrastado brinda mayor visualización de la uretra que un estudio simple o de ultrasonido permitiendo observar estenosis o algún cálculo alojado en la mucosa27. Con el estudio ultrasonográfico es posible evaluar en una vejiga plétora anomalías intramurales, grosor de la mucosa, cálculos urinarios, tapones de matriz que se alojen en el trígono vesical y parte de la uretra proximal, presencia de sedimento urinario (Figura 6) y la inspección de la región pericística. Con este método la uretra es difícil observarla en todo su trayecto, siendo visible solamente hasta el cuello vesical y de manera más fácil cuando existe una obstrucción parcial o completa, donde se observa dilatación uretral28.
El estudio cistoscópico puede revelar la textura y color de la mucosa vesical y uretral, inflamación, laceración o rotura de pared, sedimento urinario, neoplasias, urolitos, así como alteraciones anatómicas. Facilita la localización, delimitación y la toma de biopsias de tejidos. Es una técnica de mínima invasión para la extracción de pólipos o para el tratamiento in situ de neoplasias mediante quimioterapia o radioterapia y para la extracción de urolitos pequeños mediante una cesta de canasta29. Para casos más específicos como anomalías congénitas, neoplasias y para planificación quirúrgica y/o tratamiento se puede recurrir a la Tomografía Computarizada (TC) y Resonancia Magnética (RM), sin embargo, por su poca accesibilidad y costo elevado se reserva para casos específicos.
CONCLUSIÓN
En el diagnóstico de las diferentes Enfermedades del Tracto Urinario Caudal de los Gatos (ETUCG), es importante implementar un protocolo diagnóstico completo e interpretar todos los hallazgos de manera conjunta. Así mismo se deberá realizar la valoración general de la salud de cada paciente con otras pruebas complementarias (hemograma, perfil bioquímico, dimetilarginina simétrica (SDMA), relación proteinuria: creatinuria y T4 total, entre otros) para confirmar o descartar otras comorbilidades que afecten de manera secundaria al tracto urinario caudal como las enfermedades crónico degenerativas (enfermedad renal crónica, hipertiroidismo y diabetes mellitus) evitando así las recidivas.
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